La residencia londinense de los Duques de Devonshire, Devonshire House, en Piccadilly; plano y alzado de la mansión que en 1925 sería demolida. / Abajo, grabado mostrando la otra residencia londinense de los Duques de Devonshire, Burlington House, en el mismo barrio de Piccadilly y que todavía subsiste.
Chiswick House, en Chiswick, Londres. La mansión neo-paladiana construída para Richard Boyle, 3er Lord Burlington, y que formó parte de la fabulosa herencia de la madre del duque William de Devonshire, Lady Elizabeth Charlotte Boyle, 6ª Baronesa de Clifford y 4ª Duquesa de Devonshire.
Gran propietario rural, el duque de Devonshire pasaba por ser un aristócrata muy del estilo dieciochesco; siempre rodeado de sus estimados perros de caza (lo que le valió el apodo de "Canis"), de sus pura sangre, alternaba su vida campestre con la londinense de forma natural, como quien se cambia de chaqueta. En la capital, era un habitual del Brook's Club, donde siempre le tenían una mesa reservada para servirle la cena antes de sentarse a las mesas de juego donde apostaba importantes sumas de dinero.
William Cavendish, 5º Duque de Devonshire (1748-1811); retrato grabado según un original de Reynolds.
En el aspecto privado, William mantenía una relación con su amante del momento, una tal Miss Charlotte Spencer que nada tenía que ver con los Spencer de Althorp; no era más que la hija de un clérigo arruinado que había sacrificado gustosamente su virtud en brazos del duque con tal de obtener una coqueta manutención y un tren de vida que la salvase de la miseria. A esa relación adúltera se sumaría, además, el nacimiento de una hija bastarda bautizada con el nombre de la madre.
Boda de cuento sin hadas
Lady Georgiana Spencer, Duquesa de Devonshire, en sus primeros años como esposa de William Cavendish; retrato en miniatura según Richard Cosway. / Abajo, retrato de Margaret Georgiana Poyntz, Condesa Spencer (1737-1814), madre de Georgiana.
Habiendo considerado las ventajas de matrimoniar con la primogénita de los Spencer, William entró en el juego de su futura suegra y siguiendo las pautas marcadas para llevar a cabo el proyecto de boda. Era impensable que un duque de Devonshire desposara a su amante. Sería faltarle a las reglas del decoro y convertirse en un paria social. Por otro lado, la joven Lady Georgiana Spencer tenía todo a su favor: posición, fortuna, un nombre prestigioso y relaciones importantes además de un físico muy agradable acompañada de una cabeza bien amueblada.
Se puso por tanto a cortejar a la bella "Gee", de un modo calculado y superficial, sin más sentimiento que el de cumplir con su deber de caballero, de duque y de gran propietario rural, honrando así a sus predecesores en el título. La grandeza de su casa primaba por encima de todo.
Por su parte, Lady Georgiana asumía que su boda era de pura conveniencia aunque albergaba, quizás, la esperanza de que andando el tiempo llegaría el amor entre ellos dos o, en su defecto, una unión afectiva reconfortante.
Alentada por su madre ilusionada, Gee eligió un carísimo ajuar de novia parecido al que tuvo la Delfina de Francia Maria-Antonieta en el momento de casarse con el futuro Luis XVI (1770). Nada era bastante hermoso y caro para su hija, debió de pensar Lady Spencer en el culminante momento de su gran sueño. Y es que, al fin y al cabo, Lady Spencer parecía mucho más satisfecha e ilusionada de lo que podía estarlo su niña al hacerse oficial el compromiso de matrimonio entre Georgiana y William.
Retrato de Georgiana Spencer Cavendish, Duquesa de Devonshire; según Sir Joshua Reynolds, 1776.
El 6 de junio de 1774, era cosa hecha. Lord y Lady Spencer entregaban, frente al altar, a su querida hija al duque de Devonshire. Celebrada la unión religiosa, los flamantes novios iban a pasar su luna de miel en la propiedad de los padres de ella, en Wimbledon Park.
La idílica situación se hizo añicos repentinamente cuando Georgiana descubrió el affaire de su marido con Miss Charlotte Spencer y que ésta, preñadísima, acababa de dar a luz a una bastarda.
Pese al bofetón moral que supone semejante descubrimiento para cualquier recién casada, la duquesa de Devonshire aceptó los hechos con elegante resignación y una buena dosis de filosofía digna de una mujer de mundo.
Retrato de la actriz Elizabeth Farren, futura Condesa de Derby; ésta interpretó el papel de "Lady Teazle" en la obra satírica teatral de Sheridan, "La Escuela de la Maledicencia". / Abajo, retrato de Miss Charlotte Spencer, amante de William, Duque de Devonshire, según un grabado de la década de 1770; la señorita Spencer acabaría casándose con un tal Mr. Holden y fallecería prematuramente en 1789.
Su unión con William levantó mucha expectación en Inglaterra. La gente se daba de codazos para conocer a la pareja ducal hasta el punto que llegó a ser satirizada en el teatro por el dramaturgo dublinés Richard Brinsley Sheridan, con su "Escuela de maledicencia" en la que una joven dama, Lady Teazle, es engañada por las gentes de moda.
Apenas con el anillo en el dedo, la duquesa de Devonshire se convierte en la número 1 de la lista de las damas más populares y admiradas de Gran-Bretaña. Agasajada, cubierta de cumplidos y alabanzas, invitada a todos los eventos de la temporada, Georgiana llegaría al colmo de la felicidad si no fuera por la fría indiferencia de su marido.
Un día en el que se apea de su carruaje, un basurero irlandés la para para exclamarle: "Amor y bendición, milady, dejad que alumbre mi pipa con las llamas de vuestros ojos". Fue el mejor cumplido que jamás recibió y del que siempre se acordaría cuando otros caballeros alababan sus gracias, replicando: "Después del cumplido del basurero, todos los demás me resultan insípidos!".
Maternidad e infidelidad
Al principio, sus esperanzas de maternidad se traducen en sucesivos abortos y empieza a preocuparse por su reputación, puesto que las damas de su categoría eran valoradas tanto por su fertilidad como por sus dotes y relaciones. Los cumplidos y las lisonjas podrían tornarse en burlas crueles contra ella. Peor aún, podría motivar su marido para multiplicar sus infidelidades... Ya era bastante mortificante tener delante a la puta de William con su bastarda en brazos.
Retrato de Georgiana, Duquesa de Devonshire, con su hija Lady Georgiana Cavendish; obra de Reynolds, 1786.
Pasarían 9 años antes de que su vientre diera frutos satisfactorios para el duque. En 1783, Georgiana daba a luz a su primer bebé, una hija bautizada con su mismo nombre de pila (Lady Georgiana Cavendish, 1783-1858, futura condesa de Carlisle). Dos escasos años después, una segunda niña viene a alegrar su vida, aunque no la del duque: Lady Henrietta Cavendish (1785-1862) -futura condesa de Granville-. El marido espera de ella un heredero varón para continuar con el linaje ducal, y las dos niñas no pueden heredar de los títulos y mayorazgo de Devonshire.
El tan ansiado acontecimiento se produciría en el curso de una estancia de los duques de Devonshire en París. Saliendo de cuentas de su embarazo, la duquesa daría a luz, el 21 de mayo de 1790, a un varón: William George Spencer Cavendish (1790-1858), Marqués de Hartington por cortesía, ya que el título solía ser llevado por los primogénitos de los duques de Devonshire desde finales del siglo XVII.
Tras el milagroso alumbramiento que, por fin, satisface a su marido, Georgiana deja de tener hijos, al menos con William. La vida conyugal no es paradisíaca como le habría gustado a Gee.
Retrato de Lady Elizabeth "Bess" Hervey, Lady Foster; la íntima amiga de Georgiana que se convertiría en la amante de su marido y madre de sus dos bastardos; según Angelica Kauffmann (Ickworth House Collection).
Es ella misma quien presenta a William su mejor amiga, Lady Elizabeth Foster, nacida Hervey e hija del conde de Bristol (1782). Bess y Gee son inseparables desde que se conocieron en Bath, hasta el punto que la introduce en su casa para hacerle compañía. William acabará encaprichándose de Bess y llevarla a su cama para convertirla también en su "amiga". Georgiana descubrirá el pastel y, superando el ataque de cuernos con su habitual condescendencia, se acomodará flemáticamente de ese ménage-a-trois, tolerándolo durante el resto de su vida. Ni siquiera cuando Lady Foster da a luz a un hijo y a una hija de sus amoríos con el duque, Georgiana permitirá que afecte su gran amistad con ella.
Lord Charles Grey, 2º Conde Grey (1764-1845), retratado en su madurez.
De hecho, Georgiana devolverá el golpe a su marido iniciando un romance con Lord Charles Grey**, al que dará, en 1792, una hija llamada Eliza Courtney. Pero el idilio sería prontamente sacrificado ante la amenaza del duque de separarla de sus hijos.
(**)_Lord Charles Grey, 2º Conde Grey (1764-1845), llegaría a ser primer ministro en 1830-1832, reinando Guillermo IV.
Posts relacionados:
◦La duquesa de devonshire -3-◦La duquesa de devonshire -1-◦La duquesa de gordon◦La Duquesa de Alba◦CELEBRANDO EL DÍA DEL TRABAJO "Un centenar de jornaleros asalta un cortijo de la duquesa de Alba en Córdoba" compártelo favoritoTags: lady georgiana spencer, duquesa de devonshire, william cavendish, chatsworth house, lady foster, lord burlington, lady carlisle, lady granville, lord hartington, lord bristol, lord grey, devonshire, cavendish, spencer, boyle, portland